Hace unos días llegó a Puerto Rico la vicepresidaenta estadounidense Kamala Harris. Venía por 5 horas para promocionar la administración genocida de Biden en camino a las próximas eleccionas, y, para conseguir dinero que abulte esa campaña. Irónicamente, llegó justo el día cuando conmemoramos la Abolición de la Esclavitud. Un mensaje de que nuestro pueblo aún está esclavizado, esta vez por el colonialismo yanki.
Lo que encontró, aparte de los achichincles del gobierno local, fueron protestas de diversos tipos. Desde la madrugada, cuando la organización Se Acabaron Las Promesas retiró las banderas gringas y las sustituyó con banderas de Palestina en un puente muy concurrido para darle el mensaje de repudio a la política genocida estadounidense.
Toda su trayectoria por el área estuvo marcada por diversas formas de repudio a su visita, incluyendo una manifestación por la agrupación Madres Contra la Guerra frente al Monumento al Holocausto judío en el Viejo San Juan, repleto ahora de banderas palestinas en honor a las víctimas del genocidio del pueblo palestino a manos de la entidad sionista y el gobierno de Biden y Harris.
Resalta sin embargo, una muy peculiar que encierra en sí las contradicciones de su visita. Como cuando visitó el Taller La Goyco en Santurce. Éste se encuentra en el edificio de una escuela que fue clausurada durante la criminal ola de cierres por el gobierno en el 2015. Pero la comunidad, que ha sufrido desplazamientos por los millonarios de la Ley 60 de incentivos fiscales para extranjeros que compran propiedades para convertirlas en hoteles de lujo y habitaciones de corto alquiler, se organizó, la rescató y la convirtió en un centro Cultural, Educativo y de Salud para beneficiar a toda su vecinded.
Al llegar Kamala al Centro, la recibieron a son de plena. Lo que ella no sabía es que al ser la plena un género musical de protesta, pese al vibrante y pegajoso ritmo, el mensaje sería muy contundente. La vicepresidenta se dejó llevar por los tambores y mientras sonreía y aplaudía, con una cara de regocijo, el mensaje que le daban y no entendía por ser en español, era:
¡Queremos saber Kamala,
qué viniste hacer!,
¡Queremos saber qué piensas de la colonia!
Si vas a hablar de la Ley 60
Y la Junta de Control Fiscal.
Seguiremos tocando
La plena de mi país
¡Viva Palestina libre,
Y también Haití!
Sobra decir que tan pronto le tradujeron la letra, dejó de aplaudir.
Y luego de salir, ¿a qué no adivinan adónde fue? A un evento de recaudaciópn de fondos a pocos pasos de allí, en la casa lujosa de uno de los inversionistas extranjeros , el multimillonario beneficiario de la Ley 60, Nicholas Prouty donde los asistentes tendrían que contribuir entre $25,000 hasta $100,000 par ala campaña de Biden.
Desde Puerto Rico, para Radio Clarín de Colombia, les habló Berta Joubert-Ceci.
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