Una colonia con soberanía deportiva

Si hay algo que une a este pueblo, es el deporte y nuestra bandera. Tanto anexionistas, como estadolibristas, e independentistas siguen fielmente a sus atletas, enorgulleciéndose de sus triunfos y su participación. Entonces se desprenden de sus signos políticos y asumen una identidad nacional única, la boricua, la que el estado colonial impuesto por el yanqui se ha empeñado en querer anular.

Y estas últimas semanas cuando se han celebrado competencias a nivel regional como los Juegos Centroamericanos en El Salvador, e internacional como las Olimpíadas Especiales en Berlín, las redes sociales han reflejado ese seguimiento continuo de los eventos deportivos, a pesar de todos los muchos sucesos políticos impactantes que se están dando en este archipiélago. 

Y no es un acto de escapismo a la crisis del país, sino la oportunidad de abrazar públicamente nuestra nacionalidad. Y es que es el único espacio donde Puerto Rico es verdaderamente soberano, que tiene su propio Comité Olímpico, donde desfila con solo nuestra bandera, la misma que estuvo prohibida por la Ley de la Mordaza a instancias del gobierno estadounidense durante los años cuarenta. Aquí, la bandera yanqui no tiene que acompañarla.

Es increíble que un país tan pequeño, de solo 3.2 millones, esté ahora entre los primeros 6 países en el medallero de los Juegos Centroamericanos. Nuestras y nuestros atletas se esfuerzan para hacer valer la identidad patria. 

Y como decía nuestro héroe y poeta nacional Juan Antonio Corretjer, se puede ser boricua hasta en la luna. Tanto es así, que incluso atletas boricuas que residen en la diáspora, prefieren representar a Puerto Rico que al imperio. Ejemplos como Mónica Puig que al ganar oro en las olimpiadas de Rio en el 2016 gritó “yo soy boricua, pa’ que tú lo sepas”, y Jasmín Camacho-Quinn, que sigue cosechando triunfos para Puerto Rico.

Desde Puerto Rico, para Radio Clarín de Colombia, les habló Berta Joubert-Ceci


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