Por los fosfatos, Marruecos promueve una guerra en Sahara Occidental

Office Chérifien des Phosphates, empresa estatal marroquí de extracción de fosfatos en El Aaiún, El Aaiún, Sahara Occidental. Foto: OCP

En noviembre de 2020, el Gobierno de Marruecos envió a sus militares a la franja de Guerguerat, una Zona de Amortiguamiento entre el territorio reclamado por el Reino de Marruecos y la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). El puesto fronterizo de Guerguerat se encuentra en el extremo sur del Sahara Occidental, junto con la carretera que va a Mauritania. La presencia de tropas marroquíes “en la Franja de Protección en la zona de Guerguerat” viola el cese al fuego de 1991, acordado entre la monarquía marroquí y el Frente Polisario de los saharauis. Este acuerdo de cese se elaboró bajo el supuesto de que las Naciones Unidas convocarían a un referéndum en el Sahara Occidental para decidir su destino; no se ha celebrado ningún referéndum de este tipo, y la región lleva tres décadas de estancamiento.

A mediados de enero de 2022, las Naciones Unidas mandaron a su enviado especial para el Sahara Occidental, Staffan de Mistura, a Marruecos, Argelia y Mauritania, para empezar un nuevo diálogo “hacia una reanudación constructiva del proceso político del Sahara Occidental”. De Mistura fue enviado previamente para resolver la crisis de las guerras estadounidenses en Afganistán, Irak y Siria: ninguna de sus misiones ha terminado bien. La mayoría han sido causas perdidas. La ONU ha nombrado, hasta ahora, cinco enviados especiales para el Sahara Occidental (incluyendo a De Mistura) empezando con James Baker III, ex secretario de Estado de los EE. UU., quien ejerció de 1997 a 2004. De Mistura, por su parte, sucedió al ex presidente alemán Horst Köhler, quién renunció en 2019. El principal logro de Köhler fue reunir, en diciembre de 2018, a las cuatro partes principales (Marruecos, el Frente Polisario, Argelia y Mauritania) en una primera reunión de mesa redonda en Ginebra: este proceso se tradujo en algunos avances, donde todos los participantes estuvieron de acuerdo con la “cooperación y la integración regional”, pero desde entonces no parecen haber habido más avances para resolver los problemas de la región. Cuando la ONU propuso a De Mistura para este puesto, Marruecos se resistió – inicialmente – pero luego, en octubre de 2021 y bajo la presión de Occidente, finalmente aceptó su nombramiento. El ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita, le dio la bienvenida en Rabat el 14 de enero. De Mistura también se reunió (en Nueva York, el 6 de noviembre de 2021) con el representante del Frente Polisario ante la ONU, antes de reunirse con otros representantes en Tinduf, Argelia, en los campamentos de refugiados saharauis en enero. No hay muchas expectativas de que estas reuniones den lugar a una solución productiva en la región.

Los acuerdos de Abraham

En agosto de 2020, el Gobierno de Estados Unidos conquistó una importante hazaña diplomática denominada “Acuerdos de Abraham”. Estados Unidos consiguió un acuerdo entre Marruecos y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) para que aceptaran un acercamiento a Israel, a cambio de que EE. UU. vendiera armas a estos países, además de legitimar la anexión del Sahara Occidental por parte de Marruecos. Las ventas de armas se tradujeron en importantes cantidades de dinero: 23.000 millones de dólares en armas para los EAU y 1.000 millones de dólares en drones y municiones para Marruecos. El principal premio para Marruecos fue que Estados Unidos – rompiendo décadas de precedentes – decidió respaldar su reclamo por el vasto territorio del Sahara Occidental.

Cuando el presidente Joe Biden asumió en enero de 2021, se esperaba que pudiera revisar partes de los Acuerdos de Abraham. Sin embargo, su Secretario de Estado, Antony Blinken, dejó claro durante su reunión con Bourita en noviembre de 2021, que el Gobierno estadounidense seguiría manteniendo la postura adoptada por la anterior administración Trump (de que Marruecos tiene soberanía sobre el Sahara Occidental). Estados Unidos, por su parte, ha continuado con su venta de armas a Marruecos, pero ha suspendido la venta de armas a los Emiratos Árabes Unidos.

Fosfatos

Para finales de noviembre de 2021, el Gobierno de Marruecos anunció que había ganado 6.450 millones de dólares por la exportación de fosfatos del Reino y del territorio ocupado del Sahara Occidental. Si se suman las reservas de fosfatos de toda esta región, asciende al 72% de todas las reservas de fosfatos del mundo (el segundo mayor porcentaje de estas reservas está en China, que tiene alrededor del 6%). El fosfato, junto con el nitrógeno, constituye un fertilizante sintético, elemento clave en la producción moderna de alimentos. Mientras que el nitrógeno se puede recuperar del aire, los fosfatos, que se encuentran en el suelo, son una reserva finita. Esto permite a Marruecos controlar la producción mundial de alimentos. No cabe duda de que la ocupación del Sáhara Occidental no tiene que ver únicamente con el orgullo nacional, sino que se debe en gran medida a la presencia de un gran número de recursos – especialmente fosfatos – que pueden encontrarse en el territorio.

En 1975, una delegación de la ONU que visitó el Sahara Occidental señaló que “con el tiempo el territorio estará entre los mayores exportadores de fosfato del mundo”. Aunque las reservas de fosfato del Sahara Occidental son menores que las de Marruecos, la empresa estatal marroquí OCP SA ha estado extrayendo el fosfato del Sahara Occidental y fabricando fertilizantes del mismo con grandes beneficios económicos. La mina más espectacular del Sahara Occidental se encuentra en Bou Craa, de la que procede el 10% de los beneficios de OCP SA; Bou Craa, que se conoce como “el sistema de cinta transportadora más largo del mundo”, transporta la roca fosfórica más de 60 millas hasta el puerto de El Aaiún. En 2002, el entonces Secretario General Adjunto de Asuntos Jurídicos de la ONU, Hans Corell, señaló en una carta dirigida al presidente del Consejo de Seguridad de la ONU que “si se llevan a cabo nuevas actividades de exploración y explotación sin tener en cuenta los intereses y deseos del pueblo del Sahara Occidental, se estarían violando los principios del derecho internacional aplicables a las actividades relacionadas con los recursos minerales en los territorios no autónomos”. Una campaña internacional para impedir la extracción del “fosfato conflictivo” del Sahara Occidental por parte de Marruecos ha llevado a muchas empresas de todo el mundo a dejar de comprar fosfato a OCP SA. Nutrien, el mayor fabricante de fertilizantes de Estados Unidos que utilizaba fosfatos marroquíes, decidió dejar de importar de Marruecos en 2018. Ese mismo año, el tribunal sudafricano impugnó el derecho de los barcos que transportaban fosfato de la región a atracar en sus puertos, dictaminando que “los cargadores marroquíes del producto no tenían ningún derecho legal sobre él”.

Solo tres empresas conocidas continúan comprando fosfato conflictivo extraído del Sahara Occidental: dos de Nueva Zelanda (Ballance Agri-Nutrients Limited y Ravensdown) y una de la India (Paradeep Phosphates Limited).

Derechos Humanos

Después del cese al fuego en 1991, la ONU creó una Misión para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO). Esta es la única fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU que no tiene el mandato de informar sobre los derechos humanos. La ONU hizo esta concesión para apaciguar al Reino de Marruecos. El Gobierno marroquí ha intervenido en varias ocasiones cuando el equipo de la ONU en el Sahara Occidental ha intentado hacer el más mínimo ruido sobre las violaciones de los derechos humanos en la región. En marzo de 2016, el Reino expulsó al personal de la MINURSO porque el entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se refirió a la presencia marroquí en el Sahara Occidental como una “ocupación”.

La presión de Estados Unidos asegurará que el único resultado realista de las negociaciones sea la continuación del control marroquí sobre el Sahara Occidental. Todas las partes implicadas en el conflicto se están preparando para la batalla. Lejos de la paz, los Acuerdos de Abraham van a acelerar la vuelta a la guerra en esta parte de África.

Este artículo fue producido para Globetrotter.

Vijay Prashad es un historiador, editor y periodista indio. Es miembro de la redacción y corresponsal en jefe de Globetrotter. Es editor en jefe de LeftWord Books y director del Instituto Tricontinental de Investigación Social. También es miembro senior no-residente del Instituto Chongyang de Estudios Financieros de la Universidad Renmin de China. Ha escrito más de 20 libros, entre ellos The Darker Nations y The Poorer Nations. Su último libro es Washington Bullets, con una introducción de Evo Morales Ayma.


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