En esta colonia, los poderes emanan del Congreso estadounidense. Ha sido asĆ desde la invasión yanki y serĆ” hasta que logremos nuestra soberanĆa con la independencia. Sin embargo, hasta hace poco, Puerto Rico habĆa tenido una pequeƱa autonomĆa en cuestión de la polĆtica local y se redactaban algunas leyes para beneficiar al pueblo. Como la Ley que prohĆbe la Pena de Muerte, a diferencia del gobierno Federal estadounidense que la permite. Pero ahora, los gobiernos locales, especialmente las administraciones del Partido Nuevo Progresista que de nuevo no tiene nada y menos aĆŗn de progresivismo, y que su intento es forzar la integración de Puerto Rico al imperio gringo como un estado mĆ”s, han abandonado totalmente su obligación de velar por el bien del pueblo.
El ejemplo mĆ”s reciente de esta falta y que constituye un verdadero crimen ambiental y contra la salud del pueblo por parte de la nueva gobernadora trumpista Jenniffer GonzĆ”lez, ha sido la firma, al estilo de su amo gringo, de una orden ejecutiva declarando un estado de emergencia de la infraestructura energĆ©tica donde establece un proceso rĆ”pido para aprobar proyectos de reconstrucción de la infraestructura basados en combustibles fósiles. Esta orden va en contra de nuestra Ley NĆŗmero 17 que establece como objetivo hacer a Puerto Rico 100% sostenible en energĆa solar para el aƱo 2050 y que abaratarĆa el costo de la energĆa ademĆ”s de proteger el ambiente y la salud del pueblo.
Sin embargo, estas iniciativas impulsadas por la gobernadora, incluyen el extender por mĆ”s de treina aƱos la generación por quema de carbón a una firma en el sur, prolongando el ya deteriorado estado de la salud de los habitantes de esa zona. AdemĆ”s, y sobre todo, para favorecer a sus benefactores gringos del sector del gas metano, ordena la activación de procesos expeditos para la reparación y construcción de plantas generadoras basadas en gas, exigiendo que se ignore cualquier requerimiento de permiso de Recursos Naturales, de Salud, del Instituto de Cultura PuertorriqueƱa, de cualquier entidad que vele por la seguridad del paĆs y su gente.Ā
Para traer el gas se han roto las leyes de puerto, se han obviado los requerimientos de tamaño de barcos, y peor aún, se ha puesto en peligro las vidas de quienes habitan en las costas.
En fin, no importa el daƱo que se le haga al ambiente, a las personas, o a cualquier hallazgo arqueológico de nuestra historia, porque segĆŗn ella misma dice: ālo importante es que cuando en su casa presione el botón del enchufe, la luz se enciendaā. No importa si renglón seguido las 100 x 35 millas que mide nuestra isla grande, tambiĆ©n se prendan, exploten y dejemos de existir.Ā
Hace unos aƱos, nuestro pueblo combatió y venció la propuesta de un gasoducto desde el sur de la isla, ahora nos toca volver a las calles y frenar de una vez por todas estas órdenes abusivas.Ā
Desde Puerto Rico, para Radio ClarĆn de Colombia, les habló, Berta Joubert-Ceci
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