En Puerto Rico se podría decir que sobrevivimos a pesar de un gobierno local que en nada le interesa el bienestar del pueblo. Un gobierno que no solo es un fiel alumno y defensor de Estados Unidos, el país que nos mantiene colonizados, sino que ha abrazado las más perjudiciales políticas neoliberales que priorizan el bienestar del lucro de compañías foráneas, en detrimento del pueblo boricua, incluyendo a los pequeños negocios locales.
Sobrevivimos solo gracias al trabajo constante y dedicado de las diversas organizaciones defensoras de los derechos del pueblo como son las de defensa de la mujer, de la comunidad LGBTQ, del ambiente, en contra del terrible desplazamiento de comunidades de bajos ingresos, en fin, los grupos adversarios del gobierno de turno a quienes les acompañan los pocos senadores y representantes progresistas en la Legislatura. Solo gracias a la labor consistente de sus miembros es que logramos victorias en diferentes escenarios.
Y cada semana, somos testigos de barbaridades que en cualquier otro país estarían prohibidas, pero que aquí están protegidas por agencias gubernamentales. Un reciente ejemplo esta semana, fueron unas vistas supuestamente públicas, anunciadas con muy poco tiempo, donde se presentaban unas propuestas de enmendar un contrato leonino de la compañía AES, compañía de generación de electricidad a base de carbón, para incluir entre otras cosas, un aumento en la factura de la luz. Esta AES que por años ha depositado cenizas tóxicas resultado de la quema del carbón que ha perjudicado la salud de las comunidades circundantes mientras el gobierno se hace de la vista larga.
Pero a pesar del poco tiempo de anuncio, miembros de organizaciones ambientalistas lograron asistir y confrontar a la AES que había sometido como prueba, decenas de documentos inservibles porque habían tachado las partes que les inculpaba.
Gracias a estas compañeras y compañeros, el país pudo presenciar por los medios informativos, otro ejemplo de la gran mentira que es el gobierno local.
Desde Puerto Rico, para Radio Clarín de Colombia, les habló Berta Joubert-Ceci.
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