En Cuba, la Asamblea Nacional del Poder Popular representa verdaderamente al pueblo

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La Habana – Lo primero que notas al venir de los EE. UU. a la hermosa isla de Cuba es lo relajada que es la gente. Pasan el rato hasta altas horas de la noche, charlando, jugando al dominó, escuchando música o simplemente pasando tiempo con sus vecinos. 

Lo segundo que notas es que los funcionarios del gobierno no temen a las personas que representan. Es verdaderamente un gobierno del pueblo y para el pueblo. 

A diferencia de los funcionarios del gobierno estadounidense que no se mezclan con la gente, Lis Cuesta Peraza, esposa del presidente cubano Miguel Díaz-Canel, y la diputada a la Asamblea Nacional Mariela Castro Espín marcharon entre la gente en la Conga Contra la Homofobia y la Transfobia sin ningún elemento de seguridad.

Cuando visitamos el Capitolio en La Habana el 12 de mayo, no había guardias armados rodeando el edificio donde se reúne la Asamblea Nacional del Poder Popular. En la entrada había dos guardias que dieron el pase a nuestra delegación de activistas LGBTQ+ de EE. UU. A través del edificio nos acompañó Sergio Martínez, un diputado de la asamblea, quien se reunió con nosotros y nos explicó el proceso político cubano. 

La Asamblea Nacional tiene 470 diputados electos. No reciben un salario por su servicio y no se les permite obtener fondos de campaña. También están sujetos a revocación por parte de la gente de sus distritos en cualquier momento. Por lo tanto, no se pueden comprar y no pueden traicionar a los distritos que representan allí. 

Los diputados deben mantener sus trabajos en las profesiones que eligieron. ¡Qué contraste con los miembros del Congreso de EE. UU. y otros funcionarios electos que son propiedad y están controlados por cabilderos corporativos y dinero oscuro!

En el Capitolio trabajan durante todo el año el presidente, el vicepresidente, el secretario de la asamblea, los presidentes de las comisiones y su personal. Pero la mayoría de los diputados electos trabajan en sus comunidades y se reúnen en La Habana dos veces al año. Si es necesario, el presidente puede convocar una reunión especial para discutir asuntos urgentes. 

A fines de mayo de 2023 se realizará una sesión especial para discutir y aprobar la legislación de Comunicaciones Sociales, para proteger al pueblo cubano de la constante guerra de desinformación que libra Estados Unidos. 

El gobierno de EE. UU. espera que esta guerra de desinformación pueda funcionar con la juventud cubana porque saben que no ha funcionado con los cubanos mayores, quienes recuerdan cómo era el país bajo el yugo de Washington antes de la revolución: donde los niños morían de hambre y otras enfermedades curables, la gente vivía en chozas, y la mayoría de la población era analfabeta.

Pero incluso la juventud cubana, especialmente la de la Unión de la Juventud Comunista y la Federación de Estudiantes Universitarios, sigue defendiendo su revolución y su patria. “Aunque estamos agradecidos por la solidaridad que el mundo nos ha mostrado, no podemos esperar a que nadie defienda nuestra revolución; tenemos que seguir construyendo nuestra revolución y una Cuba mejor hoy”, aseveró una joven dirigente de la federación.

Elecciones en Cuba

Cuando se trata del proceso electoral en Cuba, inmediatamente se nota que las mentiras y la desinformación también se propagan a la gente de los EE. UU. con respecto a las elecciones “corruptas” en Cuba. 

Hay un solo partido político, el Partido Comunista de Cuba. Pero cualquiera puede postularse para un cargo. Los candidatos son seleccionados por la comunidad en la que viven y trabajan. Cada vecindario da de 2 a 8 nominaciones para delegados que son bien conocidos y respetados por su comunidad, por lo que las campañas de estilo capitalista no están permitidas ni son necesarias. Representan a sus barrios en la Asamblea Municipal.

De estos, se seleccionan los candidatos a la Asamblea Nacional. El cincuenta por ciento de los candidatos pasan por este proceso. El otro 50% de los candidatos postulados provienen de las organizaciones de masas de la sociedad civil, donde se encuentran la Federación de Mujeres Cubanas, Comités de Defensa de la Revolución, Central de Trabajadores de Cuba, y otras.

Todas las nominaciones luego van a la Comisión Nacional de Candidaturas, donde son examinadas minuciosamente. No se exige que un candidato sea miembro del Partido Comunista, aunque muchos lo son. Esto desacredita totalmente la afirmación del gobierno de los Estados Unidos de que el Partido Comunista de Cuba selecciona la legislatura.

Los políticos capitalistas estadounidenses nunca podrán entender la integridad, la honestidad o el servicio al pueblo porque se les pone en el poder para satisfacer las necesidades y los deseos de la clase dominante. 

La Comisión Nacional de Candidaturas propone una lista final de candidatos, que vuelve a las Asambleas Municipales para su aprobación, y finalmente a las elecciones generales. En cualquier parte de este proceso, los cubanos pueden rechazar a un candidato, pero deben proporcionar evidencia de por qué creen que el candidato no puede servir.

Actualmente, el 55% de los delegados a la Asamblea Nacional son mujeres. Un 73% de la gente votó en las últimas elecciones. Compare eso con los EE. UU., donde poco más de la mitad de la población votante participó en las elecciones generales de 2020. 

Una vez instalada la Asamblea Nacional, los diputados eligen al presidente, vicepresidente y secretario del parlamento, así como al presidente y vicepresidente de la República y a los miembros del Consejo de Estado. 

Por ley, un miembro del parlamento lleva el voto y los asuntos de su comunidad, reuniéndose con su electorado una vez al mes. El trabajo de un miembro de la Asamblea Nacional es uno de servicio sin remuneración. Viven en sus comunidades y se les puede pedir que respondan a un vecino constituyente en medio de la noche después de un largo día de trabajo. Están obligados por ley y por deber a responder con prontitud. El pueblo tiene derecho a solicitar la destitución de cualquier funcionario electo.

El papel del Partido Comunista es desarrollar las directrices para el desarrollo de una sociedad socialista. El mandato del Partido es satisfacer las necesidades de la mayoría de los cubanos, tener justicia social para todos y asegurar que cada cubano pueda expresarse y participar en el desarrollo del tipo de sociedad que los cubanos quieren. 

Contrariamente al papel declarado de los “representantes” en los EE. UU., la realidad para el pueblo es que la justicia no existe, hay falta de vivienda, no hay  atención médica,  hambre y violencia sancionada por el estado.

Proceso legislativo

Para que una legislación se convierta en ley, debe ser aprobada por la Asamblea Nacional. En el caso de leyes que afecten a toda la población, el pueblo deberá votar por ellas.

El Consejo de Estado se reúne entre las dos sesiones anuales. Veintiún diputados son elegidos por la Asamblea Nacional para servir en el consejo. Su cargo es servir a la legislatura mediante la organización y recopilación de información sobre los problemas presentados por sus electores u organizaciones de masas. 

La legislación es preparada por un grupo de expertos que desarrollan un borrador de propuesta. Luego va a los respectivos sectores para recibir aportes; por ejemplo, los agricultores tendrán aportes en cualquier legislación que afecte a los agricultores. Cualquiera que tenga interés en el tema puede solicitar su inclusión en la discusión y el  desarrollo de la ley.

Después de que la Asamblea Nacional aprueba una nueva legislación importante, puede ir a referéndum para que la gente vote sí o no. Tal fue el caso del Código de Familias, aprobado en Cuba el año pasado, una ley que está muy por delante de cualquier país, especialmente de Estados Unidos, en lo que se refiere a las familias y la comunidad LGBTQ+. (Un artículo futuro sobre el Código de Familias explorará esto más a fondo).

El interés del pueblo cubano es primordial para la Asamblea Nacional. Imagínese si nosotros en los EE. UU. realmente pudiéramos tener líderes que hicieran que nuestros intereses fueran más importantes que los intereses de Big Oil, Big Pharma o Big Banks. Imagine a nuestros representantes trabajando para el desarrollo de una vida mejor para todas las personas en los EE. UU.

Estos sinvergüenzas, nuestros llamados “representantes”, no saben nada de sacrificio, servicio o compromiso. Nunca renunciarán voluntariamente a sus donantes millonarios, sus mansiones y sus costosas vacaciones pagadas por estos donates. Solo una revolución socialista en los EE. UU. les arrebatará el poder y se lo devolverá al pueblo donde pertenece.

Impacto del bloqueo económico Estadounidense

El diputado Sergio Martínez terminó nuestra reunión como la mayoría de las personas con las que nos reunimos terminaron sus reuniones, con una discusión sobre cómo las sanciones más largas impuestas a cualquier país han impactado y continúan impactando al pueblo de Cuba. Habló de su impacto en la producción de energía, la agricultura y la medicina.

“La administración Biden no ha sido amiga y de hecho ha sido más dañina con la desinformación, el bloqueo y ahora poniendo a Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo”, explicó Martínez. 

Cuando visitamos el Memorial de la Denuncia en La Habana, me asqueó el descaro del gobierno imperialista norteamericano de tener una lista de los llamados “Estados patrocinadores del terrorismo”. Este mismo gobierno de Estados Unidos ha hecho llover torturas, violaciones y asesinatos sobre Cuba, en todo el mundo y sobre sus propios ciudadanos. Llamar a cualquier otro país  terrorista es simplemente hipocresía al más alto nivel. 

Una reunión reciente de países latinoamericanos votó en contra de la exclusión de Cuba y exigió el fin del bloqueo, así como sacar a Cuba de la lista de terroristas.

“No podemos esperar a que Estados Unidos ponga fin al bloqueo. Tenemos que desarrollar nuestro país con él todavía en su lugar. La soberanía es un derecho al que no renunciaremos a como dé lugar ni a ningún precio”, afirmó el humilde y revolucionario servidor del pueblo cubano.


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